Sistemas de retención.

Los menores de menos de 1,35m de altura deben utilizar un sistema de retención para asegurar una mayor protección en caso de accidente. Existen diferentes tipos de sillas y elevadores adecuados al peso y la altura del niño por lo que es importante escoger el que mejor se adapte, asegurarse de que esté homologado y colocarlo según las indicaciones estipuladas en las instrucciones del producto.

Viajar de noche.

Especialmente en viajes largos, a ser posible deberíamos realizarlos de noche. Los niños acostumbran a dormir y eso hace más ameno el trayecto y así evitamos que estén demasiado inquietos, se peleen entre ellos, si son más de uno, o estén preguntando continuamente por la llegada a destino. Es recomendable llevar una almohada para que estén más cómodos y puedan descansar sin lastimarse el cuello.

Mochila para el camino.

Durante el viaje se aconseja tener a mano una mochila con agua, provista de chupón si se quieren evitar derrames, comida para picar durante el viaje como galletas o fruta, algo de ropa por si hubiera cambios de temperatura durante el recorrido y toallitas húmedas por si se mancha algo o el niño tiene calor.

Botiquín.

Incluir un botiquín por si el menor se lastimara que contenga un termómetro, gasas, vendas y antiséptico para curar las heridas, suero fisiológico para limpiar la nariz o los ojos y algún medicamento analgésico como el ibuprofeno o el paracetamol para posibles dolores o fiebre.

Realizar paradas.

Poder salir a estirar las piernas, respirar aire fresco, ir al baño e incluso comer algo es fundamental para que el viaje no se haga tan pesado y la mente del conductor descanse y desconecte de la carretera.

Mareos.

Resulta muy común entre los niños sufrir mareos en el coche. Puede ayudar a contrarrestarlo mirar por la ventana, tener el vehículo ventilado, conducir de manera suave especialmente en las curvas y que el niño no haya comido en exceso o viaje con hambre.