Redacción, 01-10-2021.- Aunque la exposición al sol, responsable del fotoenvejecimiento de la piel, es la causa de la gran mayoría, las manchas pueden tener tres orígenes distintos
Lentigos senile o actínicos
Tal y como recoge La Vanguardia, el primero, como ya hemos apuntado, se relaciona con una larga exposición al sol y suele tener consecuencias en personas de raza blanca y a partir de los 60 años. Lógicamente, estas manchas –que se conocen en terminología médica como lentigos senile o actínicos– aparecen prioritariamente en las zonas más expuestas como cara, cuello, escote y brazos. Estas manchas son susceptibles de someterse a tratamientos definitivos relativamente sencillos y con muy buenos resultados.
Melasmas y cambios hormonales
Otra tipología de manchas son los melasmas. Aparecen sobre todo en mujeres a partir de los 20 años y suelen relacionarse con cambios hormonales por embarazo o toma de anticonceptivos. Son de tono marronáceo y se oscurecen en verano, a consecuencia del sol. A pesar de ser muy antiestéticas, son solo lesiones benignas.
En este caso el tratamiento es más complejo y prolongado, y el paciente debe saber que la lesión puede pigmentarse de nuevo por exposición al sol.
Melanomas
Las manchas pardas o negras que se forman a partir de un lunar o bien aparecen de manera súbita se denominan melanomas. Especialmente si presentan bordes irregulares y son asimétricas se debe acudir al especialista para descartar que sean indicio de un proceso cancerígeno.