Redacción, 13-11-2024.- El Comisionado de Salud Mental del Ministerio de Sanidad destaca la necesidad de cuidar la salud mental para proteger a la población que ha sufrido las graves inundaciones a consecuencia de la DANA en Valencia y Albacete.En este sentido, pone todos sus recursos a disposición para trabajar conjuntamente en la protección de la salud mental de las personas afectadas.
“Sabemos que enfrentar una catástrofe de esta magnitud genera un gran impacto psicológico que inevitablemente va a repercutir en el bienestar de la población afectada”, destaca la comisionada, Belén González.
Por esa razón, “queremos transmitir nuestro compromiso de acompañar y apoyar en la recuperación de las personas damnificadas, proporcionando información y recomendaciones sobre salud mental en estos momentos tan difíciles. También queremos extenderlo a las personas que están ayudando desde el principio y en todo momento a la población dañada, que también sufren un fuerte estrés emocional en la tarea que realizan”.
Tal y como recoge Sanidad, los problemas de salud mental en situaciones de catástrofe son diversos y pueden variar desde síntomas de ansiedad y depresión hasta el desarrollo de trastornos relacionados con el trauma. Además, las condiciones de crisis tienden a aumentar la vulnerabilidad de ciertos grupos y a agravar problemas sociales preexistentes, como la pobreza, la discriminación y la exclusión social.
Para quienes viven con trastornos mentales previos, la situación puede generar una desestabilización, incrementando la necesidad de atención especializada en un entorno donde los recursos están limitados.
Las recomendaciones generales en materia de salud mental para la población afectada directamente por la DANA son:
Buscar apoyo en las personas cercanas:
El contacto con familiares y vecinos ayuda a evitar el aislamiento. Expresa y comparte tus sentimientos y permite que otros lo hagan también. Es normal sentir emociones confusas y extremas en momentos como estos. Involucrarse en actividades de ayuda local también puede ser beneficioso a corto y largo plazo.
Evitar la exposición a sobreinformación y mala información:
Infórmate en fuentes confiables y evita los rumores o la confusión. La información clara ayuda a reducir la incertidumbre.
Cuidar de los niños y niñas, de los mayores, y bridarles actividades seguras:
Habla con ellos de manera tranquila sobre lo que sucede y mantén rutinas y actividades que les ayuden a sentirse bien. Intenta generar entornos emocionalmente seguros donde puedan expresarse y validar sus emociones.
Mantener en lo posible las rutinas diarias básicas:
Establecer horarios para comer, descansar o hacer otras actividades proporciona algo de estabilidad en momentos difíciles. Si tomas medicación crónica, no olvides continuar con ella, especialmente psicofármacos. Si no puedes encontrar medicación, acude a los servicios de salud más cercanos.
Ayudar a quienes están especialmente angustiados:
Si encuentras a alguien en mala situación psicológica (mucho sufrimiento, ideas de suicidio, hablando solo…), acércate y habla con él o ella, escucha con respeto y solicita ayuda o lleva a la persona a profesionales especializados o servicios de emergencias si es posible para que puedan ofrecerle el apoyo que necesita en ese momento.
Los problemas de sueño, la angustia, el llanto, los pensamientos intrusivos o el desbordamiento emocional:
Son normales durante las primeras semanas después del suceso y mientras se mantenga el estado de inseguridad. Acompáñate y compártelos con personas cercanas. Si resultan difíciles de manejar, no dudes en solicitar ayuda a los equipos sanitarios. Si se mantienen a lo largo de las semanas sin reducir su intensidad, solicita asistencia a los servicios de salud.