Redacción, 01-06-2023.- La carrera de Medicina es un viaje fascinante que la gran mayoría de los médicos emprendemos por vocación. Recuerdo como en segundo de carrera quisieron enseñarnos a comunicar, en tan solo 50 minutos de clase, las malas noticias a las que deberíamos enfrentarnos en el futuro (como os podéis imaginar, no sirvió de nada).
Tal y como recoge La Razón, los médicos somos fundamentales en los momentos más decisivos de las personas: celebramos la llegada de una nueva vida junto a las madres, pero también anunciamos y acompañamos durante la enfermedad. Entonces, ¿cómo es posible que el sistema esté fallando en algo tan fundamental como es el dar apoyo a enfermos y familiares? Cuando una persona recibe la fatídica noticia de que padece un cáncer, abandona la consulta con el único objetivo de llegar al mostrador y citarse para los diferentes estudios que el doctor le ha explicado, mientras sueña con que todo eso no le esté pasando a él.
Hoy quiero hablaros de ese volante que nunca llega a las manos del paciente: el apoyo psicológico al que toda persona debería de tener opción de acudir si así lo considera. Muchas veces es más importante ofrecer un pañuelo a alguien que no llora, que hacerlo cuando ya se ha roto por dentro.