Redacción, 30-11-2022.-La vitamina C tiene la fama de reforzar las defensas y ser un excelente escudo contra catarros, pero este nutriente, también conocido como ácido ascórbico tiene también otras virtudes que se hacen notar especialmente durante el invierno. Se trata de una vitamina que nuestro organismo no sintetiza por sí mismo y que además es hidrosoluble, lo que quiere decir que se disuelve en agua y se elimina a través de la orina, de ahí la importancia de ingerir a diario las cantidades necesarias a través de la dieta.
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Tal y como recoge Levante, entre todas las propiedades del ácido ascórbico se incluyen algunas que mejorarán nuestro bienestar en los meses más fríos del año:
1. Fortalece nuestras defensas contra gripes catarros y resfriados
Existen cientos de virus causantes de catarros y resfriados, las condiciones climáticas hacen que vivamos y hagamos más vida social en ambientes cerrados, que favorecen la proliferación y la transmisión de los virus. Los expertos insisten en subrayar el hecho de que la Vitamina C no cura los catarros ni tampoco evita el contagio: para eso, la única fórmula es la suma de hábitos como lavarse las manos con frecuencia, ventilar los interiores para impedir la concentración de virus y evitar lo máximo posible espacios cerrados y concurridos.
2. Protege la piel, desde dentro y desde fuera
El viento y el frío debilitan la piel y favorecen la deshidratación, provocando sequedad, rojeces, irritación… La clave para mantenerla protegida y saludable está en la hidratación. Aunque en los meses de invierno tenemos menos sensación de sed, hay que procurar beber con frecuencia e incluir en la dieta variedad de frutas y verduras, que aportan un extra de agua y además son ricas en vitaminas y antioxidantes.
Aunque no es la única que contribuye al buen estado de la piel, la vitamina C es uno de sus mejores aliados. Si forma parte de la formulación de numerosos cremas y serums es porque mejora la textura de la piel ya que estimula la síntesis del colágeno (responsable de la firmeza y la tersura de la piel) y ayuda a mantener el nivel óptimo de hidratación. Además, como es un potente antioxidante, la protege de los efectos de las agresiones externas como el frío, pero también otras como el sol, la contaminación…
3. Mejora el estado de las articulaciones
Aunque el frío y la humedad no son los causantes de la artritis, sí pueden aumentar la sensación de dolor y rigidez en las articulaciones afectadas. La explicación es que con el frío, los músculos se contraen y obligan a las articulaciones a estar más rígidas. Además, la Sociedad Española de Reumatología añade que la bajada de temperaturas está relacionada con un aumento de la viscosidad del líquido sinovial, un lubricante natural de los cartílagos que facilita el movimiento articular, lo que provoca una mayor fricción que puede hacer que duelan más las rodillas, los codos, los tobillos…