Redacción, 21-11-2021.- El hígado es el órgano responsable de la secreción de bilis, fundamental para digerir las grasas, almacenar energía y eliminar toxinas. Por tanto, es una sustancia que elimina de la sangre diferentes sustancias que pueden ser perjudiciales para el organismo y las vuelve inofensivas.
La mala alimentación y el consumo excesivo, especialmente de bebidas alcohólicas, pueden afectar negativamente a este órgano, pero no es fácil reconocer cuando se encuentra en mal estado, pues en ocasiones no presenta ningún síntoma.
En general, tal y como recoge La Razón, el estado del hígado se suele conocer mediante pruebas de rutina, que incluyen indicadores hepáticos que muestran si hay cambios enzimáticos. En ocasiones, puede ser necesario realizar una ecografía para detectar el hígado graso y otras enfermedades, que suelen ser asintomáticas.
Existen una serie de alimentos que son perjudiciales para mantener este órgano en buen estado:
- Alcohol: Al metabolizarse el alcohol en el hígado, provoca un incremento de triglicéridos y puede generar sustancias que dañan las células del hígado.
- Azúcar: Debemos comer más alimentos con un índice glucémico bajo, como frutas, verduras y cereales integrales. Estos alimentos afectan menos a la glucosa en sangre que los alimentos con un índice glucémico alto, como el pan blanco, el arroz y las patatas. Además, debemos reducir lo máximo posible la ingesta de alimentos y bebidas que contengan grandes cantidades de azúcares simples, especialmente fructosa.
- Sal: Un consumo excesivo de sal puede ocasionar retención de líquidos, lo que conlleva un aumento de peso. Esto obliga al hígado a trabajar por encima de sus niveles normales y puede conducir a enfermedades hepáticas.
- Carne roja: Su consumo debe ser moderado y se recomienda priorizar la carne blanca sobre esta, como el pavo o el pollo.
- Embutidos: Reemplazar las grasas saturadas y grasas trans de la dieta por grasas insaturadas, especialmente ácidos grasos omega-3, reduce la probabilidad de una enfermedad cardíaca en las personas que tienen enfermedad del hígado graso no alcohólica.
- Lácteos con leche entera: La grasa de estos productos es saturada y es muy perjudicial para el hígado por lo que es recomendable tomar lácteos 0% materia grasa. Además, los quesos como el gouda, brie, emmental o parmesano están prohibidos para el hígado graso, ya que son los que más grasas saturadas y colesterol tienen.
- Bollería industrial: Los ultraprocesados son alimentos perjudiciales para la salud y que deberíamos evitar siempre, ya que contribuyen a la acumulación de grasa visceral alrededor del hígado, lo cual se relaciona con la obesidad y el sobrepeso.