Redacción, 26-02-2024.- Se da un atracón de comida. Ha perdido la cuenta de la cantidad que se ha metido en el cuerpo en tan poco tiempo. Come compulsivamente. Sin parar hasta que su cerebro reacciona. Siente ansiedad y ahora también culpa, por lo que se provoca el vómito. También usa laxantes para expulsar por otro lado. Esto lo hace varias veces al día. Es lo que se llama bulimia nerviosa purgativa. También está la no purgativa que, en lugar de provocarse el vómito, lo que hace es hacer mucho ejercicio o suprimir el desayuno para compensar la cantidad de calorías ingeridas.
Tal y como recoge Diario de Sevilla, lleva un tiempo haciéndolo, por lo que ya tiene dolores de cabeza, de dientes, la cara hinchada y hasta está perdiendo el cabello. Así es la bulimia nerviosa, un trastorno de la conducta alimentaria que afecta al físico y a la mente de la persona. Puede llegar a tener cura, pero requiere de mucho tiempo y esfuerzo sobre todo mental. Por eso, uno de los tratamientos que se suele aplicar en estos casos es la terapia cognitivo-conductual.
Cómo se identifica la bulimia nerviosa
La identificación de la bulimia nerviosa implica la observación de diversos aspectos físicos y emocionales. En muchos casos, las personas afectadas pueden experimentar cambios en su salud dental debido al vómito frecuente, como erosión del esmalte dental y sensibilidad dental. Además, la piel puede mostrar signos de deshidratación y malnutrición.
Desde el punto de vista emocional, es común que quienes padecen bulimia nerviosa experimenten sentimientos de vergüenza, culpa y ansiedad relacionados con la comida, una situación a la que han llegado por la presión social y el intento por cumplir con los estándares de belleza poco realistas.