1. Consume a diario dos raciones de verduras y hortalizas y dos o tres raciones de fruta de temporada, combinada con dos tipos de frutos secos no tostados.
2. Los cereales, mejor integrales.
3. Incluye tres veces a la semana legumbres y dos veces a la semana pescados azules ricos en Omega 3.
4. Limita a una vez por semana el consumo de carnes rojas y evita las procesadas (hamburguesas, albóndigas, salchichas y embutidos).
5. Evita la mantequilla, la margarina, la nata, las bebidas azucaradas, la bollería industrial, los postres industriales y el azúcar de mesa.
6. Utiliza el aceite de oliva virgen extra como principal grasa (cuatro cucharadas al día). Y el sofrito de tomate (preparado a fuego lento con aceite, ajo, cebolla, puerro y tomate), o el pesto de albahaca como únicas salsas.
7. Olvídate del alcohol y, como mucho, toma una copa de vino tinto en la comida del fin de semana.
8. Práctica el teatoxing después de las comidas principales. El guaraná estimula la pérdida de grasa y aumenta la saciedad; el té verde también activa la pérdida de grasa, y ralentiza la absorción de grasas e hidratos de carbono; la ortiga francesa es diurética y elimina toxinas a través de la orina; y la menta y el jengibre luchan contra la hinchazón y evitan la sensación constante de hambre.
9. Toma café solo, sin azúcar ni edulcorantes, dos o tres al día como mucho.
10. Satisface tu paladar goloso con alimentos ricos en fibra y antioxidantes: coco, chocolate negro, frutos secos o fruta fresca y de temporada.
11. Haz ejercicio aeróbico a diario, mínimo 30 minutos (caminar, bailar, nadar, montar en bicicleta…), e incorpora una rutina de tonificación muscular o de pesas dos veces por semana para activar tu metabolismo.