Redacción, 08-08-2021.- ¿En qué consiste el síncope de hidrocución? Es una reacción del cuerpo que afecta a las funciones vitales como el pulso y la respiración producido por un brusco cambio de temperatura y que termina en una parada cardiorrespiratoria. Si esto ocurre dentro del agua, el ahogamiento se produce en segundos porque la persona afectada queda inconsciente. En primer lugar, se produce una bajada brusca de la tensión arterial, lo que puede provocar mareos, malestar general, náuseas, debilidad y pérdida del conocimiento. En los casos más extremos puede llegar a provocar una parada cardiorrespiratoria, según La Razón.
La causa más habitual de la hidrocución no es haber hecho una comida copiosa.
En realidad, afecta más a las personas que han estado tomando el sol durante un tiempo prolongado o han hecho deporte antes de meterse en el agua si adecuar la temperatura del cuerpo. El calor y el deporte elevan la temperatura corporal y si el agua está a menos de 27 grados es más probable que se pueda sufrir un síncope de hidrocución, o como diría cualquier madre, un “corte de digestión”. Cuanto más fría esté el agua y más temperatura tenga el cuerpo, más probabilidades hay de que se produzca esta situación.
Según la Organización de Consumidores y Usuarios, hay cinco sencillas medidas para evitarlo. En primer lugar, hay que esquivar la combinación de tres factores: agua muy fría + cuerpo caliente + entrada de golpe en el agua. Además, hay que tratar de evitar zambullidas bruscas después de la comida, de hacer ejercicio intenso o de haber estado expuesto al sol durante un tiempo prolongado. En este caso, lo aconsejable es meterse en el agua de forma gradual o mojarse algunas partes del cuerpo para acostumbrarse a la temperatura y evitar el contraste, y tratar de no prolongar el baño durante más de 15 minutos. En tercer lugar, es recomendable no hacer ejercicio intenso en las horas centrales del día, las de más calor y hacerlo siempre en zonas vigiladas.
En el caso de que haga mucho calor, tratar de evitar las comidas copiosas y decantarse por menús más ligeros y saludables. Finalmente, hay que tener cuidado con el alcohol y con los tratamientos farmacológicos. Un ingesta excesiva siempre es un riesgo, pero mucho más si después tienes pensado bañarte en el mar o en la piscina.