Redacción, 08-03-2025.- La salud bucodental, además de ser clave para mantener dientes y encías en buen estado y mejorar la estética de la sonrisa, desempeña un papel fundamental en la prevención de enfermedades sistémicas. A este respecto, una higiene oral adecuada impacta directamente en la calidad de vida, facilitando la alimentación y reduciendo el riesgo de complicaciones médicas como infecciones o problemas cardiovasculares relacionados con bacterias bucales.
Según el último Estudio de Sanitas sobre Salud Bucodental, más de 4 de cada 5 españoles consideran importante o muy importante evitar el tabaco o el vapeo para cuidar su salud bucodental (82,65%). Sin embargo, prácticas diarias como esta siguen siendo un desafío para muchas personas, quienes desconocen el impacto real que estas pueden tener en su salud bucal.
Ante esta situación, los expertos de Sanitas recomiendan integrar una serie de hábitos en la rutina diaria para garantizar una boca sana en el largo plazo:
- Cepillarse los dientes después de cada comida: esta acción es fundamental para eliminar restos de alimentos y placa bacteriana que se acumulan tras cada ingesta. En este punto, usar un cepillo eléctrico mejora la eficacia del cepillado, mientras que una pasta con flúor fortalece el esmalte y protege contra las caries.
- Cambiar el cepillo cada tres meses: con el paso del tiempo, las cerdas se desgastan, pierden eficacia y comienzan a acumular bacterias. Por ello, sustituirlo cada tres meses garantiza una limpieza óptima y aminora el riesgo de infecciones bucales.
- Utilizar hilo dental diariamente: el cepillo no alcanza los espacios entre los dientes, donde se acumulan restos de comida y placa. En este contexto, el uso diario de hilo dental previene caries interdentales y enfermedades periodontales, al eliminar residuos en estas zonas que son difíciles de limpiar.
- Usar un colutorio adecuado: aquellos que contienen propiedades antibacterianas proporcionan una capa adicional de protección, especialmente en personas con ortodoncia o implantes. Gracias a ello, actúan contra la inflamación gingival, previenen el mal aliento y combaten las bacterias en toda la cavidad oral.
- Consumir menor cantidad de alimentos azucarados: los azúcares alimentan a las bacterias que generan ácidos responsables de caries. Por este motivo, cambiar snacks dulces por frutas como manzanas o zanahorias no solo es más saludable, sino que también limpia naturalmente la superficie dental gracias a su textura fibrosa.
- Incluir calcio y vitamina D en la dieta: tanto este mineral como esta vitamina, gracias a sus nutrientes, reducen el riesgo de fracturas dentales y fortalecen el esmalte dental y los huesos maxilares. «Mientras que el calcio se puede encontrar en lácteos y frutos secos como las almendras, la vitamina D está presente en productos como los pescados grasos y los huevos», menciona Cristina Morillo, nutricionista de Blua de Sanitas.