Redacción, 04-06-2025.- Con la llegada del mes de junio, miles de estudiantes en España se enfrentan a la exigente temporada de exámenes de fin de curso, un periodo que suele ir acompañado de elevados niveles de estrés, ansiedad y fatiga mental. En este contexto, adoptar hábitos saludables que favorezcan la concentración, la calma y el bienestar general se vuelve esencial para optimizar el rendimiento académico y proteger la salud mental.
Una buena planificación del tiempo y contar con un espacio adecuado para el estudio son pilares fundamentales, pero no suficientes por sí solos. Para lograr un rendimiento óptimo, es necesario incorporar rutinas que estimulen el funcionamiento del cerebro y ayuden a mantener la mente despejada.
En este sentido, y según recuerda la Dra. Ana Ortiz, gerente del Área de Salud del Grupo Farmasierra, “una alimentación equilibrada, acompañada de una adecuada hidratación, no solo previene la fatiga mental, sino que también potencia la función cognitiva. Además, el ejercicio físico, cuyo impacto va más allá de liberar tensiones y elevar el estado de ánimo, estimula la producción de endorfinas y otros neurotransmisores clave, lo que contribuye a regular el estrés, fortalecer la estabilidad emocional y mantener la concentración durante periodos prolongados de estudio”.
Además, señala la importancia del descanso nocturno, “dormir entre 7 y 8 horas diarias favorece la consolidación de la memoria y permite procesar y almacenar mejor la información”.
El papel emergente de los probióticos en el bienestar mental
En situaciones de tensión y estrés como puede ser la temporada de exámenes, recientes estudios han puesto de manifiesto la importancia y la relación existente entre la salud intestinal y el bienestar mental, un campo conocido como el eje intestino-cerebro.
En este contexto, ciertas cepas probióticas han demostrado tener un impacto positivo en la regulación del estrés y la mejora de la función cognitiva como la cepa Bifidobacterium longum 1714TM, un probiótico clínicamente estudiado, que ha demostrado resultados en la modulación de las respuestas psicológicas y fisiológicas frente al estrés agudo y social. Su consumo regular puede contribuir a la reducción de los niveles de cortisol, disminuir la ansiedad percibida y potenciar la capacidad de atención en contextos de alta presión, como es el caso de los periodos de exámenes.
Según explica la doctora Ortiz, “esta cepa probiótica contribuye a mejorar la calidad del sueño, acortando el tiempo necesario para conciliarlo y aumentando la duración del descanso nocturno, efecto que repercute directamente en la reducción del cansancio y la fatiga, dos factores que suelen afectar negativamente el rendimiento académico durante los exámenes”.