Redacción, 18-05-2024.- La radiación solar, el salitre del mar, el cloro de las piscinas, el sudor… pueden causar problemas dermatológicos y agravar patologías ya existentes en los niños.
Aquí se indican algunos consejos para que eso no suceda, de la mano de la clínica Pedro Jaen:
Dermatitis atópica en verano
El cloro de las piscinas puede agravar el eccema y la higiene cotidiana en zonas vacacionales con aguas muy calcáreas o que tienen una gran concentración de magnesio multiplica la irritación de este tipo de epidermis.
No obstante, no es posible ni tampoco deseable privar a los pequeños de las jornadas de diversión en la piscina y desde luego no es posible modificar la composición del agua corriente de los destinos de vacaciones.
Por ese motivo, conviene hacer una visita al dermatólogo especialista en dermatitis atópica antes de iniciarlas para que el profesional evalúe el estado del niño y ayude a trazar un plan personalizado para que el pequeño disfrute del verano sin sufrir a causa de su piel.
Ojo con los moluscos
En esta época del año los niños están más expuestos a la infección por moluscos. Esto se debe a un mayor uso de las piscinas, a que la piel está más descubierta y expuesta al contacto con otras personas que, a su vez, también llevan más superficie de la piel al aire y a que frecuentamos más los lugares húmedos y cálidos (vestuarios, zonas de ducha…).
Esta infección vírica no es peligrosa, pero sí es contagiosa por contacto directo estrecho. Es especialmente frecuente en niños, sobre todo si tienen dermatitis atópica.
Los moluscos causan lesiones cutáneas muy características. Se trata de pequeños bultitos de color rosado, amarillento o blanquecino que aparecen en forma de racimo. Estas protuberancias no causan dolor, pero sí un gran picor.
Picaduras de insectos y medusas
Otro de los inconvenientes del verano son las picaduras de insectos y de las temidas medusas. En realidad, estos animales representan una amenaza para la piel de niños y mayores, pero lo cierto es que los pequeños de la casa suelen experimentar más dolor y se ponen más nerviosos, lo que les lleva a mostrarse menos colaboradores en la consulta del especialista.