Redacción, 23-08-2021.- Durante los días de vacaciones, o los fines de semana calurosos, es fácil terminar en la piscina o la playa. Y como ya sabemos lo saludable que puede ser para nosotros nadar, no hay nada mejor que aprovechar los chapuzones veraniegos para ello.
Tal y como recoge ABC, desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) recomiendan aprovechar el periodo estival para practicar natación de manera saludable, pues esto nos puede ayudar a aliviar diversas dolencias. Por lo general, nadar implica una acción muscular muy global: trabajar la fuerza y reducir el riesgo cardiovascular y de sobrepeso, por ejemplo.
Aunque la natación es un deporte repleto de beneficios, también tiene algunos peligros, lo que hace que se creen a su alrededor muchos mitos. Desde el CPFCM señalan los tres más repetidos:
1. Es falso que sea un deporte sin riesgos: aunque es un deporte de bajo impacto, y si hablamos de natación recreativa, esta no requiere una preparación específica, es importante avanzar de forma progresiva para evitar lesiones, como en cualquier práctica de actividad física. «No se debe pasar del sedentarismo durante el resto del año a intentar hacer 40 largos en una piscina olímpica el primer día. Conviene empezar con sesiones, por ejemplo, de unos 20 minutos e ir aumentando el volumen de natación», recomiendan los profesionales.
2. Es un ejercicio de bajo impacto, cosa que es cierta, pero se debe matizar. Aunque hay poco impacto sobre el sistema osteoarticular, frente a otros deportes como el running, si se nada durante varias horas cada día esto puede tener un impacto grande; especialmente, en zonas como el hombro. Indica Néstor Requejo, fisioterapeuta miembro de la Junta de Gobierno del CPFCM, que hay que tener especial cuidado cuando hablamos de que se tienen ciertos problemas, o aparecen dolores.
3. No existe la técnica ideal. No existe una sola técnica idónea para todo el mundo. Dependerá de cada persona y su situación. «Quienes sufran ciertas patologías tienen que observar algunas precauciones al nadar y consultar con un fisioterapeuta. Una mala elección del estilo que utilicen puede agravar su problema», señala Requejo. El profesional deja una lista de cómo hay que nadar según qué tipo de dolencia tengamos:
– Si tenemos dolor lumbar, lo mejor es evitar nadar a braza, que exige una extensión mantenida, y a mariposa (por la extensión lumbar forzada). Crol o espalda son estilos recomendados.
– Si tenemos dolor cervical, de nuevo es mejor evitar braza y mariposa, ya que se mantiene la cabeza en extensión para sacarla fuera del agua. Eso provoca tensión sobre una zona más sensible al movimiento en este caso.
– Si tenemos dolor en hombros, en este caso debemos evitar crol y espalda. Aquí es más recomendable hacerlo a braza, con menos impacto sobre esa zona.
– Si tenemos dolor en rodilla, hay que evitar braza, por el tipo de patada, que obliga a un mayor esfuerzo a nivel articular. El resto de estilos sí son compatibles.
Por último, desde el colegio de profesionales recomiendan, si vamos a realizar una sesión intensa de natación, tener una buena preparación previa a través de ejercicios de movilidad articular, estiramientos dinámicos y trabajo de activación muscular. Esto redundará, probablemente, en un menor riesgo de sufrir lesiones y un mayor disfrute y aprovechamiento de la sesión de ejercicio.