Redacción, 17-07-2022.- El cambio de hábitos y comer fuera de casa durante las vacaciones de verano aumentan el riesgo de tener reacciones en niños o adolescentes con alergias alimentarias. Por ello, conviene tomar precauciones especiales al viajar este verano, según advierte la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Así, el Grupo de Trabajo de Alergia en el Adolescente de SEICAP ha elaborado una serie de recomendaciones sobre viajes para adolescentes con alergia a alimentos, en cuanto a la preparación general antes del viaje y antes de coger un vuelo, así como a los alimentos seguros durante las vacaciones.
Tal y como recoge SEICAP, “viajar con alergia alimentaria puede ser un gran desafío y un motivo de estrés y preocupación para los adolescentes, sus padres y su entorno, en particular cuando se viaja al extranjero. Sin embargo, con una planificación cuidadosa es posible disfrutar de la experiencia minimizando riesgos”, explica la doctora Marta Vázquez-Ortiz, coordinadora del Grupo de Trabajo de Alergia en el Adolescente de SEICAP.
En España, al igual que en el resto de Europa, las alergias alimentarias han aumentado en los últimos años. Según datos de SEICAP, afectan a alrededor del 8% de los niños españoles, lo que obliga a aumentar aún más las precauciones y resalta la importancia de concienciar a la población sobre estas patologías.
Alimentos seguros
Los adolescentes con alergia a alimentos necesitan evitar los alimentos que les dan alergia de forma estricta para evitar tener reacciones, que pueden ser graves. Por ello, los pediatras alergólogos de la SEICAP aconsejan planificar dónde comer en el lugar de destino: comprar comidas o bebidas en puestos callejeros, por ejemplo, implica mayor riesgo de contaminación y de y, además, estos establecimientos no suelen disponer de información adecuada sobre alérgenos.
En la Unión Europea los 14 alérgenos más importantes (leche de vaca, huevo, frutos secos, cacahuete, pescado, marisco (crustáceos, moluscos), sésamo, soja, trigo, mostaza, altramuz/lupino y dióxido sulfúrico) deben estar indicados de forma clara en las etiquetas de los productos envasados y en los menús de los restaurantes.