Redacción, 11-02-2023.-Las personas contamos con un reloj biológico, también conocido como sistema circadiano, que regula nuestro ritmo de sueño/vigilia en sincronía con el ciclo ambiental del día y la noche, algo para lo que toma como referencia las señales de luz y oscuridad. Así, nuestro cerebro segrega la hormona melatonina durante la fase de oscuridad y ésta, entre otras funciones, se encarga de indicar al resto del organismo que es de noche y de promover el sueño. Al llegar el día, la secreción de esta hormona se inhibe con la entrada de la luz.
Diversas investigaciones han demostrado en los últimos años que para que exista una adecuada secreción de melatonina nocturna no sólo es imprescindible respetar la oscuridad durante la noche, sino que también es importante mantener una serie de hábitos saludables durante el día como el ejercicio físico o la exposición a la luz solar, especialmente durante las primeras horas de la mañana, cuando su efecto sincronizador es más potente.
Ahora, un nuevo estudio liderado por investigadores del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia ha vuelto a incidir en esa evidencia tras monitorizar durante una semana a 244 personas de entre 14 y 86 años mediante un dispositivo de pulsera. Según los resultados de la investigación, los mayores niveles globales de actividad física y de exposición a luz durante el día se asociarían con una mayor regularidad en el ritmo de sueño-vigilia y una mejor calidad del reposo nocturno.
Por el contrario, cuanto mayor es la cantidad de tiempo pasado en estado sedentario, peor sería la profundidad del sueño y, por lo tanto, la calidad del descanso.