Redacción, 24-02-2024.- Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4% entre la población menor de 16 años y el “dolor abdominal” supone hasta un 24% de las consultas en Gastroenterología Pediátrica.
Uno de estos trastornos digestivos es el Síndrome del Intestino Irritable (SII), con síntomas como el dolor y distensión abdominal (hinchazón), meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), y que afecta a entre un 10-15% de la población, siendo cada vez más común en jóvenes e incluso niños. Sin embargo, es fundamental evitar pruebas innecesarias e invasivas, así como dietas innecesarias a la hora de abordar este tipo de trastornos.
En el marco de la celebración del XV Workshop de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), que se celebra estos días en Sevilla, Grupo Farmasierra organiza el simposio “Probióticos en los trastornos funcionales digestivos del niño mayor”, en el que el Dr. Guillermo Álvarez Calatayud, digestivo infantil en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP) analiza el empleo de los probióticos en los TFD del niño y adolescente, y su experiencia con la cepa Bifidobacterium lomgum 35624®, junto con la Dra. Leticia González Vives, de la Sección de Gastroenterología Pediátrica del Hospital Infanta Leonor de Madrid.
Tal y como recoge Farmasierra, los signos y síntomas de los trastornos funcionales digestivos y, concretamente, del SII, en la infancia y adolescencia siguen los criterios diagnósticos Roma IV específicos de la edad pediátrica, aunque en el niño mayor (por encima de los 4 años de edad) son muy superponibles a la de los del adulto con dolor abdominal, distensión abdominal, meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), afectando a la calidad de vida de pacientes y familiares.
“Es una patología muy prevalente tanto para el pediatra de Atención Primaria como para el digestivo infantil, siendo muy importante no hacer pruebas diagnósticas innecesarias y, sobre todo, invasivas, como por ejemplo las endoscopias, que son requeridas con bastante menos frecuencia que en el adulto, ya que en los niños raramente son necesarias”, afirma el doctor Álvarez Calatayud. Del mismo modo, “salvo en casos muy concretos, no es necesario el uso de dietas restrictivas (sin gluten, sin lactosa, baja en FODMAP) como ocurre en el adulto, aconsejándose una dieta equilibrada adecuada para una edad en periodo de crecimiento”, recuerda.