Redacción, 04-04-2024.- El actual ritmo frenético de vida nos lleva a un estado casi constante de cansancio: no llegamos a los deadlines del trabajo, dormimos mal, acumulamos estrés y las consecuencias físicas van apareciendo poco a poco. En un principio, se puede achacar a una situación laboral o personal, pero si esa fatiga se prolonga en el tiempo quizás esconda una subida considerable de azúcar en sangre con riesgo de que se trate de una de las patologías más prevalentes en España: la diabetes tipo 2.
Tal y como recoge 20 minutos, la fatiga, sensación de un cansancio en exceso que no se limita a una momento puntual en el que puedan identificarse posibles causas, se identifica con uno de los síntomas que indicarían niveles altos de azúcar en sangre. La explicación biológica es que este exceso glucémico afecta a la capacidad del organismo para utilizar la glucosa como fuente de energía. Lejos del mito que relaciona positivamente azúcar y energía, la ciencia confirma que esta ecuación es contraproducente.
Esta fatiga puede estar además conectada con otros síntomas con los que, a priori, también es difícil identificar los niveles altos de azúcar. Es el caso del aumento de micción, la deshidratación o tener una visión borrosa. Al orinar más de lo habitual la deshidratación se acentúa y con ella el cansancio.
En definitiva son un conjunto de síntomas vinculados a la diabetes tipo 2, la más frecuente entre la población adulta, que pueden presentarse gradualmente en el tiempo, dificultando el diagnóstico de la enfermedad. En consecuencia, se pone en riesgo la salud de la persona afectada dadas las amenazas a las que puede enfrentarse, como son los accidentes cerebrovasculares.