Redacción, 20-11-2023.- La hipertensión se ha convertido en una amenaza silenciosa, acechando a millones de personas sin dar señales claras, por eso es importante explorar estrategias efectivas para combatirla. La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela datos alarmantes: 1.280 millones de personas en todo el mundo sufren de hipertensión, siendo dos tercios de ellos residentes en países de ingresos bajos y medianos.
Tal y como recoge La Razón, la hipertensión se ha convertido en una pandemia global que aumenta considerablemente el riesgo de ictus e infartos, eventos cardiovasculares que pueden tener consecuencias devastadoras. Aunque la enfermedad puede ser tratada teóricamente de manera sencilla, su naturaleza asintomática a menudo lleva a la falta de conciencia y, por ende, a su persistencia en el tiempo, elevando el peligro latente que conlleva.
En este contexto, surge un rayo de esperanza desde un rincón inesperado: nuestra dieta. Pequeños cambios en lo que consumimos diariamente pueden tener un impacto significativo en nuestra salud cardiovascular y reducir drásticamente la incidencia de ictus e infartos.
Un estudio publicado en la revista «New England Journal of Medicine» y realizado en la China rural, que involucró a casi 21.000 personas, revela un vínculo directo entre la reducción del consumo de sal y la disminución de eventos cardiovasculares graves.
La clave radica en la sustitución de la sal de mesa convencional por una versión baja en sodio.
Este simple cambio en la dieta mostró resultados notables, disminuyendo significativamente la tasa de crisis y fallecimientos relacionados con problemas cardiovasculares. Los beneficios de esta modificación no se limitan a la reducción de sodio, ya que el aumento de potasio también desempeña un papel crucial en la regulación de la presión arterial.