Redacción, 24-10-2023.-Los trastornos funcionales digestivos (TFD) tienen una prevalencia estimada del 32,4% entre la población menor de 16 años y el “dolor abdominal” supone hasta un 24% de las consultas en Gastroenterología Pediátrica.
Uno de estos trastornos digestivos es el síndrome del Intestino irritable (SII), con síntomas como el dolor y distensión abdominal (hinchazón), meteorismo y trastornos de la defecación (diarrea, estreñimiento o ambos), y que afecta a entre un 10-15% de la población, siendo cada vez más común en jóvenes e incluso niños.
En ocasiones es difícil conocer qué le ocurre a un niño cuando dice que le duele la tripa y es complicado poner las medidas adecuadas para abordar un tipo de dolor crónico e inespecífico, especialmente cuando no se puede atribuir a una patología en concreto. Igual que ocurre en los adultos puede haber varios factores implicados en la prevalencia de los TFD, y en uno de ellos, puede estar involucrado la microbiota intestinal.
“Existe una relación que une el eje intestino-cerebro y, en ciertas alteraciones digestivas, pueden influir aspectos como la ansiedad o el estrés y, al contrario, los problemas digestivos pueden influir en temas neurológicos, como puede ser una cefalea o una depresión o una ansiedad”, asegura el Dr. Guillermo Álvarez Calatayud, digestivo infantil en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP).
Asimismo, existe un perfil específico de niños que padecen SII en los últimos años. Es un trastorno funcional más común en niñas, muy frecuentemente en chicos y chicas que son muy perfeccionistas, que van muy bien con los estudios, que tienen muchas actividades extraescolares, o que hagan algún deporte de alta competición, explica el doctor.