Hace 40 años recibir un diagnóstico de VIH significaba, prácticamente, firmar una sentencia de muerte.
Sin embargo, la llegada de los primeros tratamientos allanó el camino de la supervivencia, aunque lo hizo a un precio demasiado elevado, pues eran fármacos muy tóxicos que han dejado factura en el organismo de aquellos que hoy en día se consideran largos supervivientes de la pandemia del sida de los 80 según La Razón.