Redacción, 08-08-2022.- A pesar de todos los beneficios que reporta la lactancia materna tanto para el bebé como para la madre, esta práctica se ha visto mermada en los últimos tiempos por la pandemia de la COVID-19.
“Ha repercutido drásticamente en la salud, la nutrición y la subsistencia e, incluso, en las decisiones que toman las familias sobre la alimentación de sus hijos”, advierte la doctora Susana Ares Segura, coordinadora del área de Lactancia Materna del Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNYLM) de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
“Ha habido una falta de personal de apoyo a la lactancia materna (LM) por enfermedad, lo que ha provocado que, en algunos casos, las tareas se trasladaran a otro personal no capacitado. Por otro lado, las normas de distanciamiento físico hicieron que algunas familias tuvieran menos acceso a información y asesoramiento y menos facilidades para acceder a grupos de apoyo. Y algunos países aplicaron, además, políticas no basadas en la evidencia, como separar a los bebés de sus madres y desalentar la lactancia cuando se sospechaba la presencia de COVID-19”, explican desde el área de LM del CNYLM-AEP.
Tal y como recoge la AEP, la divulgación de los sucedáneos de la leche materna y su potencial influencia en las decisiones sobre la alimentación infantil es motivo de seguimiento.