Redacción, 20-03-2024.- La sarna es una enfermedad parasitaria que hace mas de un siglo se relacionaba con condiciones higiénicas malas, desnutrición y contacto intenso en reducidos espacios de convivencia.
Su incidencia como la causa mas frecuente de enfermedad parasitaria se redujo de manera excepcional tras la segunda guerra mundial, por la mejora en las condiciones de vida y el conocimiento de la enfermedad que permitía su diagnostico reduciendo el vector del contagio.
Tal y como recoge OK Diario, pero desde los años 70 asistimos a un crecimiento exponencial con autenticas epidemias, tal vez debido a la aparición de un paciente mas susceptible por el descenso de la inmunidad (como la llegada del HIV), o el aumento de la convivencia en espacios reducidos (como la vivida tras el inicio del covid en 2020).
Aunque relacionada siempre una incidencia mayor en población indigente, su diseminación actual conlleva la aparición en cualquier estrato social, y en ocasiones la falta de experiencia en su diagnostico lo retrasa y favorece el contagio a convivientes y de estos a núcleos cercanos de relación.
El parasito hembra apenas tiene 0,30 mm. Y por lo tanto imperceptible, la hembra labra los túneles en la dermis para depositar los huevos, que tienen un ciclo vital de unas tres semanas, pasando a larva a los cuatro o cinco días, con capacidad ya para infectar.
Los túneles avanzan 2 o 3 mm. Por día y se forman especialmente por la noches. El parasito carece de capacidad de supervivencia o de deposito de huevos fuera del huésped humano, por lo que en tejidos, ropa… sobrevive entre 24-96 horas.