Redacción, 04-03-2022.- La obesidad es una enfermedad crónica con dimensión pandémica en todos los países. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de obesidad ha aumentado indiscriminadamente desde 1980: un 30–70% de los adultos en la Unión Europea tiene sobrepeso y un 10–30% padece obesidad. Las estrategias para prevenir y tratar la obesidad serán efectivas solo si todos los organismos e instituciones como la OMS, el Parlamento Europeo, el Gobierno Español y las autoridades sanitarias locales actúan en la misma dirección. El reconocimiento del impacto a largo plazo de la obesidad es esencial para evitar el aumento del gasto sanitario, que supone hasta el 7% del presupuesto.
4 de marzo. Día Mundial contra la Obesidad. Objetivo: visibilizar esta enfermedad
Tal y como recoge la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), el objetivo del Día Mundial contra la Obesidad, que se celebra cada 4 de marzo, es dar a conocer que la obesidad es una enfermedad crónica, recidivante y muy prevalente que tiene una gran repercusión en la salud de las personas que la padecen. Por ello, es una enfermedad que requiere un plan estratégico destinado a su prevención, diagnóstico y tratamiento.
La obesidad también es un factor de riesgo para múltiples enfermedades como la cardiovascular, la diabetes y al menos 13 tipos de cáncer. El propósito de esta efemérides es promover un mayor conocimiento y comprensión de la obesidad como una enfermedad tratable, particularmente entre los profesionales de la salud, para mejorar el acceso y la disponibilidad del tratamiento a las personas con obesidad. En esta línea, la SEEN apoya un año más a la EASO (la Asociación Europea para el estudio de la obesidad) en su lucha para que la obesidad sea considerada como una enfermedad crónica que requiere un abordaje profesional y multidisciplinar por parte de los especialistas.
A pesar de que el 93% de los profesionales de la salud consideran la obesidad como una enfermedad crónica, solo el 44% de los pacientes con obesidad reciben el diagnóstico de obesidad por su médico y apenas un 24% son citados a visita de seguimiento. Esta menor atención a esta enfermedad crónica responde a múltiples factores como la estigmatización que culpabiliza al paciente por no tener hábitos saludables, a la escasa disponibilidad de recursos para abordarla, a que su tratamiento farmacológico no está cubierto por la financiación pública como ocurre con otras enfermedades crónicas, y a que las listas de espera para el tratamiento quirúrgico son largas y restrictivas.