Redacción, 13-09-2023.- Las vacaciones escolares conllevan cambios de horarios y de rutinas durante el verano, lo que puede influir en los buenos hábitos en cuanto a la alimentación se refieren. La ausencia de la estructura horaria y la rutina que proporciona el colegio puede provocar que la alimentación sufra ciertas variaciones, dejando los buenos hábitos relegados a un segundo plano, saltándose ciertas comidas y, sobre todo, aumentando el consumo de alimentos ultraprocesados, de azúcares y bebidas azucaradas o reduciendo la ingesta de frutas y verduras.
Desde el servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Torrejón, recuerdan que “un estado nutricional adecuado es esencial para mantener la salud y desarrollar el potencial de crecimiento de los niños”.
La vuelta al colegio puede suponer un desafío para la alimentación de los más pequeños. Por ese motivo, pediatras del centro torrejonero recalcan la importancia de retomar la rutina habitual y comer de todo en cantidades adecuadas.
“La distribución de las comidas en edad preescolar y escolar debería dividirse en cuatro o cinco ingestas, poniendo especial interés en la vigilancia del consumo y la calidad de las comidas intermedias. No conviene concentrar los alimentos en una o dos ingestas, sino distribuirlos entre todas las comidas: el desayuno podría suponer un 20% de los alimentos ingeridos a lo largo del día, el almuerzo un 10-15%, la comida un 25-35%, la merienda un 10-15% y la cena un 25%”, explica Alba García, pediatra del Hospital Universitario de Torrejón.
Las comidas y las cenas suelen ser fácilmente controladas, ya que es habitual que los niños coman y cenen en casa o, en su defecto, en el colegio, donde el control de la alimentación resulta más sencillo. Sin embargo, donde suelen haber más descuidos por falta de tiempo para prepararlos o por comodidad es en los almuerzos y las meriendas.