Redacción, 25-09-2022.- Un nuevo estudio aporta pruebas de que el horario de las comidas puede afectar a la salud mental, incluidos los niveles de ánimo relacionados con la depresión y la ansiedad, al demostrar que mientras comer por la noche puede aumentar los niveles de estos trastornos, hacerlo de día puede mejorar la salud mental, según publican los investigadores en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los investigadores del Brigham and Women’s Hospital, en Estados Unidos, diseñaron un estudio que simulaba el trabajo nocturno y luego probaron los efectos de comer de día y de noche frente a comer sólo de día.
Tal y como recoge OK Diario, descubrieron que, entre los participantes del grupo que comía durante el día y la noche, los niveles de estado de ánimo similares a la depresión aumentaban en un 26% y los niveles de estado de ánimo similares a la ansiedad en un 16%.
Los participantes del grupo que sólo comía de día no experimentaron este aumento, lo que sugiere que el horario de las comidas puede influir en la vulnerabilidad del estado de ánimo.
Horarios de ingesta
«Nuestros hallazgos aportan pruebas de que el horario de la ingesta de alimentos es una estrategia novedosa para minimizar potencialmente la vulnerabilidad del estado de ánimo en individuos que experimentan un desajuste circadiano, como las personas que trabajan por turnos, que experimentan jet lag o que sufren trastornos del ritmo circadiano», explica el coautor Frank A. J. L. Scheer, Director del Programa de Cronobiología Médica en la División de Sueño y Trastornos Circadianos del Brigham.
«Se requieren futuros estudios en trabajadores por turnos y en poblaciones clínicas para establecer con firmeza si los cambios en el horario de las comidas pueden prevenir su mayor vulnerabilidad anímica -añade-. Hasta entonces, nuestro estudio aporta un nuevo ‘jugador’ a la mesa: el momento de la ingesta de alimentos importa para nuestro estado de ánimo».
Trabajo por turnos
«Los trabajadores por turnos, así como las personas que experimentan alteraciones circadianas, incluido el jet lag, pueden beneficiarse de nuestra intervención en el horario de las comidas», destaca la coautora Sarah L. Chellappa, doctora en medicina y doctora en ciencias, que completó el trabajo en este proyecto mientras estaba en el Brigham y ahora en el Departamento de Medicina Nuclear de la Universidad de Colonia (Alemania).
«Nuestros hallazgos abren la puerta a una novedosa estrategia conductual del sueño/circadiana que también podría beneficiar a las personas que sufren trastornos de salud mental -resalta-. Nuestro estudio se suma a un creciente cuerpo de evidencia que encuentra que las estrategias que optimizan el sueño y los ritmos circadianos pueden ayudar a promover la salud mental».