Redacción, 08-06-2021.- El 21 de junio se inaugurará oficialmente el verano.
Para evitar que después del verano nos salgan lunares nuevos o manchas resulta esencial no exponerse al sol entre las 12 y las 16 horas, puesto que las radiaciones son más intensas y, por lo tanto, más peligrosas, y utilizar en todo momento cremas protectoras con filtro solar para rayos UVA y UVB y un factor de protección mínimo de 30 que tendrá que reaplicarse cada dos horas. Pero incluso con todos estos cuidados, nadie está exento de sufrir problemas dermatológicos, máxime este año que, debido a la pandemia, las pieles no han estado tan expuestas al sol.
La detección precoz es fundamental frente al cáncer de piel. De ahí que resulte esencial acudir al dermatólogo una vez al año para que revise el estado de la piel.
«Los lunares pueden aparecer a cualquier edad y en cualquier piel, aunque es más común en la adolescencia y que aparezcan en pieles claras, sensibles, pelirrojas, en personas con ojos claros… También en pieles que se exponen durante muchas horas al sol, sin protección solar y que suelen quemarse», explica Reme Navarro, farmacéutica, nutricionista y directora de Estrategia de Negocio de Mifarma by Atida.
«Algunos de los lunares –prosigue– pueden crecer, otros desaparecer u oscurecerse por los cambios hormonales. Pero la aparición de nuevos lunares en adultos (más de 40 años) puede ser una señal para que tengamos cuidado.
No hay que preocuparse de los que tenemos ’’de toda la vida’’ si nunca han cambiado de forma o color, pero sí hay que controlar de cerca aquellos que aparecen en la edad adulta».
Para ello, tal y como recoge La Razón, basta con seguir la regla ABCDE de los lunares que nos ayuda a detectar cualquier cambio en nuestra piel. Asimetría: los lunares son simétricos, es decir, si lo partes por la mitad es igual a ambos lados. Bordes: los extremos del lunar si son irregulares, están mal definidos u ondulados es una alerta. Color: la mayoría de lunares son de un único color, en cambio el melanoma tiene varios colores. Diámetro: los lunares malignos miden más de seis milímetros. Evolución: si un lunar ha crecido de tamaño últimamente debes acudir a tu dermatólogo para que lo explore.