Redacción, 08-06-2021.- Con el verano a punto de comenzar, llegan las altas temperaturas y el tiempo de exposición solar y la intensidad de los rayos aumentan, por lo que debemos prestar más atención que nunca a la fotoprotección.
De hecho, según datos del estudio de Cinfa “Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección”, avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), solo el 2,5% de los españoles se aplica de manera correcta la crema fotoprotectora.
El doctor Julio Maset, médico de Cinfa, señala que “aunque la covid-19 represente la mayor amenaza, la sobreexposición a las radiaciones del sol también pone en riesgo nuestra salud, ya que puede provocarnos quemaduras, fotoenvejecimiento o, a largo plazo, un cáncer de piel. Debemos adquirir consciencia de ello y actuar con responsabilidad al broncearnos”.
Claves para disfrutar del sol en tiempos de pandemia:
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Recuerda que la mascarilla no protege del sol.
Para resguardar la piel de tu rostro y, además, evitar las manchas y el fotoenvejecimiento prematuro, aplícate el fotoprotector por toda la cara y en el resto de zonas descubiertas.
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No abuses del sol.
No permanezcas más de una o dos horas bajo el sol en los primeros días de playa o piscina. Posteriormente, puedes ir aumentando poco a poco el tiempo de exposición.
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Evita la exposición solar en las horas centrales del día.
Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde. También la altitud aumenta la peligrosidad del sol, así como algunos tipos de nubosidad y el agua, la arena, la hierba o la nieve, que reflejan las radiaciones.
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Consulta los índices ultravioleta (IUV).
Antes de la exposición al sol o una actividad al aire libre, conviene informarse sobre la intensidad de las radiaciones a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
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Utiliza un fotoprotector adecuado a tu fototipo y a las circunstancias de la exposición.
Nunca te apliques factor de protección inferior a 30 y elige productos cuyo envase especifique que protege de todos los tipos de radiaciones solares: la ultravioleta, la infrarroja y la visible. Póntelo media hora antes de exponerte al sol y reaplícalo cada dos horas y tras el baño o transpirar, acordándote de secar bien la piel antes.
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Protege tu cuerpo con la ropa adecuada y usa sombrero.
Para sobrellevar el calor e, incluso, proteger tu piel de lesiones por rozaduras, mejor opta por prendas holgadas y ligeras, de tejidos frescos y naturales como el lino y el algodón, y colores claros.
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Utiliza gafas de sol para evitar los daños oculares.
Es necesario que las gafas tengan una protección 100% frente a los rayos UV y, solo si están homologadas por la Unión Europea, se puede garantizar que así sea. Las que mejor protegen los ojos y la piel que los rodea son las gafas de tipo envolvente.
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La sombra, tu mejor aliada.
Resguárdate de los rayos del sol bajo los árboles o usa una sombrilla, pero no olvides que su protección no es total: deberás aplicarte fotoprotección igualmente.
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Educa a tus hijos sobre la necesidad de protegerse del sol.
Los niños menores de 1 año nunca deben ser expuestos directamente al sol y, cuando tienen 2 o 3 años, sus padres deben extremar todas las medidas de fotoprotección (prendas de vestir, gorros y gafas de sol), así como aplicarles fotoprotectores específicos para niños con SPF 50+ y el símbolo.
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Ten mucho cuidado con las salas de bronceado.
El bronceado artificial no protege frente al fotoenvejecimiento y conlleva un riesgo de cáncer de piel, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).