Redacción, 01-01-2023.- El frío intenso, las lluvias constantes y las corrientes de viento propias de la llegada del invierno empiezan a hacerse notar en nuestros ojos y en la piel que los rodea. Estas causas, sumadas al uso frecuente de la calefacción, los cambios bruscos de temperatura y la exposición a los rayos ultravioleta, pueden provocar sequedad, irritación o incluso escozor, debido a una mayor rapidez de la evaporación de la lágrima de la superficie ocular, dando lugar a síntomas como una lubricación deficiente, visión borrosa, picazón y ardor.
Tal y como recoge el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV) esta es también la época del año en la que incrementa el número de personas que padecen el síndrome del ojo seco, una enfermedad de la parte externa del ojo (párpados, conjuntiva, córnea y lágrima) que se produce cuando esta pierde su función de proteger, lubricar y mejorar la visión, lo que provoca molestias, inflamación y alteración de la visión.
Para prevenir el ojo seco y otras molestias asociadas a la época invernal, el IOFV recomienda evitar la exposición al viento y a la luz solar sin gafas de sol, parpadear voluntariamente para estimular la producción de lágrimas e incluso la aplicación de lágrimas artificiales para preservar la humedad de la zona ocular.
Los expertos del centro también sugieren prevenir y tratar la alergia ocular y, en lugares cerrados y con calefacción, utilizar humidificadores para evitar la sequedad del ambiente. En caso de que la sequedad o molestias persistan, recomiendan siempre acudir a un especialista para descartar posibles infecciones.