La profesional destaca que los síndromes de fotosensibilidad forman un grupo muy amplio de enfermedades “que incluyen las formas idiopáticas (primarias) como la erupción polimorfa lumínica (EPL) y sus variantes (erupción primaveral juvenil, erupción polimorfa sin rash), la dermatitis actínica crónica (CAD), el prurigo actínico, el hidroa vacciniforme, la urticaria solar, además de la fotosensibilidad inducida por fármacos y agentes químicos, y la amplia variedad de dermatosis agravadas de forma secundaria por la exposición solar”.
Tal y como explica Vithas, una de las fotodermatosis más frecuentes es la EPL (erupción polimorfa lumínica). Se caracteriza “por la aparición de brotes recurrentes de una erupción papulovesicular pruriginosa en áreas expuestas minutos u horas después de la exposición solar”.
Para su tratamiento, se utilizan corticoides tópicos u orales de forma sintomática y se recomienda la restricción en la exposición a radiación UV y el uso de fotoprotectores con factor alto.
“Si estas medidas son insuficientes se puede realizar profilácticamente tratamiento mediante PUVA o UVB de banda estrecha durante la primavera”, indica la doctora Sánchez Castaño.
Por otra parte, también destaca la dermatitis actínica crónica (CAD), que se manifiesta como una dermatitis crónica en las zonas expuestas.