Tal y como recoge La Razón, precisamente el calor producido por la calefacción y los electrodomésticos del hogar es una de las principales razones por las que se recomienda ventilar por lo menos una vez al día.
Estufas, hornos, cocinas o chimeneas dispersan dióxido de carbono, radón y óxido de nitrógeno en el ambiente, y esto puede generar dolores de cabeza, sensación de fatiga o dificultades para dormir en los habitantes.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud utiliza el concepto de Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) para referirse al “conjunto de enfermedades originadas por la contaminación del aire en espacios cerrados”. Entre los agentes que pueden causar estas enfermedades, la organización destaca los gases y los vapores de origen químico, por ejemplo, aquellos que provienen de productos de limpieza, de perfumes artificiales o de objetos de plástico que tengamos en casa. También es importante tener en cuenta que, cuánto más cerrado esté un espacio, más densidad habrá de gases.