Redacción, 22-12-2022.- La excesiva exposición solar, unido a factores genéticos y hormonales, puede dar lugar a la aparición de distintos tipos de manchas en la piel que dan un aspecto apagado y poco luminoso a nuestra cara. Por ello, es imprescindible hacer un diagnóstico dermatológico correcto ya que existen diferentes características y tratamientos distintos para las manchas. Hoy en día, los avances tecnológicos ayudan en el diagnóstico para acceder al tratamiento más adecuado y eficaz.
Tal y como explica la doctora María Calvo, responsable de servicio de Dermatología y Medicina Estética de Olympia, las manchas faciales se clasifican en dos grandes grupos: los lentigos solares y el melasma. “Los lentigos solares son manchas marrones, en ocasiones de diversos tonos, borde o contorno algo irregular de distintos tamaños, que pueden aparecer de forma aislada o agrupados”, describe la doctora.
Según la experta, tienen claro origen en la exposición solar acumulada a lo largo de la vida, y en quemaduras solares previas, incluso en infancia y adolescencia, siendo un signo por tanto de foto envejecimiento. La frase de “la piel tiene memoria”, se refleja en estas lesiones al aparecer años después del daño solar. Lo más importante de estas lesiones, advierte la doctora María Calvo, es hacer un diagnóstico correcto, ya que en ocasiones se pueden confundir con lesiones malignas, denominadas lentigo maligno, que deben ser tratadas con cirugía.
“Para tratar estas afecciones en Olympia disponemos de plataformas láser con una longitud de onda que es absorbida por la melanina, de forma que se destruye el pigmento y desaparece la mancha”, asevera la doctora Calvo.