Redacción, 23-07-2022.- Los problemas de sueño de la mujer difieren de los de los hombres porque se relacionan con los distintos cambios hormonales que tiene el organismo femenino en el ciclo menstrual y a lo largo de las distintas etapas de la vida, según ha expuesto en su ponencia Mujer. Sueño. Etapas de la Vida, la Sra. Ariadna Farré, enfermera que trabaja en una Unidad de Sueño, en la Reunión de Invierno Áreas SEPAR, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Tal y como recoge SEPAR, en la época de bebé hay más muertes súbitas entre los niños -un 60%- que entre las niñas -un 40%-. Antes de llegar a la adolescencia, las niñas tienen más terrores nocturnos, mientras que los niños de despiertan más porque, entre estos, hay más prevalencia de enuresis. En la adolescencia, las niñas se desarrollan antes que los niños. Pero, como les sucede a todos los adolescentes, en este periodo se suelen ir a dormir más tarde y, en consecuencia, se levantan más tarde. Necesitan dormir en torno a 10 horas y, para dormir un número correcto de horas, lo idóneo sería que el horario escolar matutino se iniciara más tarde, mientras que en la actualidad muchos centros de enseñanza secundaria comienzan las clases a las 8:00 horas de la mañana. El déficit de sueño a esta edad se relaciona con problemas como el bajo rendimiento escolar, déficit de atención, la obesidad y el padecimiento de problemas metabólicos. “En el caso de los adolescentes, las escuelas tendrían que comenzar las clases de la mañana más tarde, si se quiere que tengan un buen rendimiento académico, ya que la mitad se duermen en clase”, explica la Sra. Farré.
En la etapa de la mujer fértil, cuando comienza la menstruación, se han observado distintas situaciones. Durante el síndrome premenstrual, la mujer puede tener problemas de conciliación del sueño, lo que le produce más cansancio y somnolencia diurna.
Durante la gestación, los problemas de sueño varían en cada uno de los trimestres del embarazo. En el primer trimestre del embarazo, aumenta la hormona progesterona, lo que provoca un sueño más fragmentado y mayor somnolencia diurna. Además de tener esta somnolencia, este trimestre del embarazo se caracteriza por tener náuseas, vómitos y mayor cansancio. Todo ello provoca que la mujer tenga una mala calidad del sueño.
En el segundo trimestre, la mujer sufre la fragmentación del sueño, pero tiene una mejor calidad del sueño. Y, en el tercer trimestre del embarazo, entre el 75 y el 84% de las embarazadas tienen dificultades para dormir en este trimestre, por molestias físicas, necesidad de orinar por la noche, calambres y reflujo gastroesofágico.
“Se producen cambios físicos tan importantes y la vejiga de la orina está tan comprimida que la mujer embarazada tiene que levantarse para ir a orinar de noche, lo que fragmenta su sueño”, explica la Sra. Farré.
Además, a medida que avanza la gestación hacia los 9 meses y las mujeres ganan peso, aquellas que presentan un mayor índice de masa corporal pueden sufrir apnea obstructiva del sueño (AOS), hipertensión arterial, preeclampsia, diabetes, parto con cesárea y niños de bajo peso al nacer, si no se controlan.