Redacción, 28-09-2023.- La misofonía tiene como origen etimológico dos palabras griegas que significan odio al sonido. No debe confundirse con hiperacusia, que sería una alta sensibilidad al sonido, pero siempre de forma general, a todos los sonidos. Tampoco con la algiacusia que significaría dolor con el ruído, que está más en el espectro de la hiperacusia.
Tal y como recoge OK Diario, la Dra. Zenaida Piñeiro, Otorrinolaringologa y médico adjunto en el Hospital del Mar. Barcelona, ha señalado que la misofonía es una alteración neurológica que se presenta como una alta sensibilidad a un sonido concreto. «Se cree que el problema de base no se encuentra en nuestros oídos, sino en el sistema nervioso central y en su forma de interpretar los sonidos». Así, se postula que una posible causa es la asociación emocional que tiene el paciente con el sonido. Por ejemplo: traumas de la infancia, asociación con alguna situación estresante.
«Nuestro oído está conectado con el sistema límbico, el de las emociones, por tanto, la reacción emocional a un sonido es algo natural. Por suerte muchas veces la reacción emocional es agradable, buena (nos podemos emocionar con una música que nos recuerda a algo bueno). En el caso de la misofonía es todo lo contrario».
Existen sonidos que pueden desencadenar reacciones emocionales exageradas de ira o incluso pánico. Algunos de los sonidos que son referidos en nuestras consultas de otorrinolaringología como odiosos o misofónicos son: llanto de los bebés, ronquidos, ruidos producidos por animales, lugares concurridos con muchas voces a la vez, sonidos del ambiente como llamadas de teléfono.
El tratamiento de la misofonía como tal, con intención curativa, no existe.
Pero se recomienda a los pacientes «realizar tratamiento psicológico para poder entrenar a nuestro cerebro y que no considere molestos estos sonidos. Algunas veces puede estar causada por algún trastorno psicológico o psiquiátrico que también requeriría la opinión de un experto y el tratamiento de la causa».