Redacción, 05-11-2024.- La llegada del otoño favorece el aumento de las infecciones intestinales, haciendo que los episodios de diarreas y vómitos sean más frecuentes, lo que conlleva la deshidratación del organismo. Las llamadas gastroenteritis alteran todos los mecanismos de absorción de líquidos y las bacterias o los virus favorecen la eliminación de líquido en el tubo digestivo, provocando deshidratación y reducción de los niveles de agua, según Acento en la Cé.
Además, en episodios de dolor de garganta e inflamaciones de las vías altas respiratorias es habitual que se ingiera una cantidad insuficiente de alimentos y líquidos, con la consiguiente deshidratación del organismo.
Síntomas y consecuencias de la falta de agua y sales minerales
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que absorbe, durante episodios de diarreas y vómitos, lo que puede provocar además sequedad en la boca, fatiga, mareos, dolor de cabeza y una reducción del rendimiento físico, tanto en el deporte como en las actividades cotidianas.
La pérdida significativa de electrolitos (sodio, potasio, cloro) puede agravar estos síntomas, provocando calambres musculares, debilidad, alteraciones del ritmo cardíaco e incluso baja presión arterial. Estos minerales son vitales para funciones biológicas como la contracción muscular, la transmisión nerviosa y el equilibrio de líquidos, por lo que una correcta hidratación y reposición de electrolitos es fundamental para el bienestar general y la recuperación cuando se sufren infecciones intestinales.