Redacción, 23-07-2023.- El verano es la época donde se incrementa considerablemente la exposición solar, algo que es común en adultos y niños.
En el caso especial de los menores, son los más sensibles ante las radiaciones solares, teniendo un efecto muy perjudicial en órganos sobreexpuestos que en esa etapa están en desarrollo, como la piel o los ojos.
Por ello, Silvia Gómez, especialista en Oftalmología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón apunta que el correcto uso de gafas de sol en niños protege de daños que pueden provocar un incorrecto desarrollo de la visión.
“Los niños, en líneas generales, tienen los órganos más sensibles; y en relación con los ojos, tienen menos pigmentación para protegerse contra los rayos ultravioletas y la pupila más dilatada que la de los adultos, lo que permite que pasen más radiaciones UV al interior del ojo, pudiendo dañar estructuras internas con mayor facilidad”, ha subrayado la doctora Gómez.
Tal y como recoge Quirónsalud, la fisiología propia de los ojos de los niños hace que cualquier alteración o lesión pueda repercutir en un incorrecto desarrollo posterior de la agudeza visual.
Las radiaciones UV pueden dañar el ojo a cualquier nivel. La exposición directa y/o la reflexión de los rayos del sol puede dañar la córnea, produciendo queratitis, o el cristalino, hasta el punto de ser una de las causas en la aparición de cataratas prematuras. Además, hay que tener especial cuidado por la incidencia que pueden tener sobre la retina, ya que se pueden producir quemaduras, lesiones irreversibles que impiden una correcta visión, normalmente central, durante el resto de su vida.