Redacción, 17-06-2022.- Las verrugas son pequeños abultamientos que crecen en la piel y que en la inmensa mayoría de las veces suelen ser benignas y desaparecer por sí solas con el paso del tiempo. Pueden tener, además, distintos orígenes, pero pueden mayoritariamente ser víricas, fruto del virus del papiloma humano.
Tal y como recoge 20 minutos, estas pequeñas lesiones cutáneas pueden darse en cualquier parte del cuerpo, pero sobre las filiformes, que son delgadas y estar unidas a piel por un estrecho pedículo, son muy comunes en zonas como el cuello, donde pueden aparecer en pequeñas agrupaciones. Aunque no requieren de tratamiento médico porque sin benignas, sí pueden retirarse si a la persona le molestan (por ejemplo, se le enganchan con la ropa o cadenas) o por cuestiones estéticas.
¿Por qué aparecen verrugas en el cuello?
Aunque, como en cualquier zona del cuerpo, en el cuello pueden aparecer todo tipo de verrugas, las más habituales son las que se conoce como filiformes o acrocodones, verrugas de carácter benigno que se deben a que las células más superficiales de la piel se multiplican más de lo habitual, se engrosan, y dan lugar a estos pequeños abultamientos de coloración marrón. Este tipo de formaciones pueden aparecer a causa de un virus y son más comunes y persistentes según avanzamos en edad, aunque también se relacionan con el sobrepeso, la predisposición genética o los problemas hormonales. También pueden aparecer de manera aislada o en grupos. Aunque no piquen ni duelen, es recomendable que, sobre todo si hay muchas o son muy grandes, consultemos por el dermatólogo para descartar que se trate de algo potencialmente peligroso.
¿Cómo se quitan?
Si las verrugas en cuello son benignas y no nos causan molestias, es probable que el dermatólogo no recomiende ningún tratamiento, pues lo normal es que desaparezcan con el tiempo y si hacer nada. Si el paciente decide tratarlas por motivos estéticos, hay varios tratamientos que pueden funcionar. Siempre hay que valorar bien si las tratamos o no en función de la gravedad de lo que afecte a nuestra calidad de vida, pues como aseguran desde la Fundación piel sana, de la Academia Española de Dermatología y venereología, “está demostrado que al menos el 60% de las lesiones se resuelven en dos años si las dejamos a su libre evolución”, y sin dejar cicatriz, algo que sí puede ocurrir cuando recurrimos a un tratamiento demasiado agresivo. Sólo se recomendarían tratar siempre en caso de que las verrugas estén en zonas de riesgo, como los genitales.
Los tratamientos más comunes para las verrugas en el cuello son:
•Ácido salicílico. Se puede hacer en casa y suele ser muy efectivo, aunque para ello hay que se constantes con el tratamiento, que se puede prolongar en el tiempo.
•Tratamiento tópico con Nitrato de plata + nitrato de potasio.
•Cantaridita. Es un tratamiento tópico que se aplica sobre la lesión y se retira a las 3 o 4 horas. Suele ser efectivo con solos dos sesiones en el 7’% de los casos.
•Crioterapia. Consisten en congelar la verruga con nitrógeno líquido. Es bastante agresivo, puede ser doloroso y suele dejar marca, por lo que solo se recomienda en caso de verrugas muy grandes o persistentes.
•Electrocoagulación. Esta técnica consiste en utilizar la corriente eléctrica para coagular los tejidos que necesitan ser eliminados. Es un procedimiento agresivo que debe hacerlo un profesional, pues al ser doloroso precisa del empleo de anestesia, cuidados postoperatorios y suele dejar cicatriz.
•Láser. Se trata de un tratamiento rápido, pero también bastante agresivo y caro.
•Retinoides. Se usan de forma tópica y está indicada para verrugas grandes, cuando son muchas y son resistentes, pues no está exento de efectos segundarios, como irritaciones.
•Inmunoterapia. Se trata de una nueva técnica que busca producir una reacción inflamatoria local que termine con la eliminación de la verruga.
•Otras terapias existentes son el podofilino, podofilinotoxina, glutataldehido, 5-fluoruracilo, cidofovir 1%, etc.
Y los remedios caseros, ¿funcionan? Como afirman en la Fundación Piel Sana, existe la creencia popular de que determinados remedios ‘caseros’ funcionan, desde el ajo, la col, la sal, el aceite de árbol del té… o incluso la sangre menstrual. El único que ha demostrado ser eficaz es el empleo de ácido gárlico, es decir, el ajo.