Redacción, 31-03-2015.- Debemos acudir al especialista cuando se cumplan los parámetros de la regla «abcd» de los lunares:
«Con la letra A, comprobaremos su simetría. Los bordes de un lunar sano deben coincidir si trazamos una línea por su mitad y lo plegamos de forma imaginaria hacia ambos lados. El melanoma es asimétrico.
Con la letra B, nos fijaremos en su perímetro. Los lunares sanos deben estar bien delimitados y ser nítidos en su visualización. El melanoma es difuso.
Con la letra C, observaremos su color. Los lunares sanos muestran un solo color. El melanoma muestra varias tonalidades.
Con la letra D, mediremos su diámetro. El tamaño del lunar sano no debe superar el calibre de la típica goma de borrar incrustada en un lapicero, alrededor de 6 milímetros. El melanoma crece y crece».
Además, tendremos en cuenta otros factores de alarma, como el picor, la supuración o el sangrado.
Hasta un 80% de los melanomas se localizan en fases tempranas, algo decisivo en la baja mortalidad de la enfermedad después de cinco años de tratamiento. Una biopsia -trozo de tejido- del lunar es el procedimiento más preciso para diagnosticar melanoma.