1- Preparar la habitación: ventilar antes de ir a dormir y renovar el aire abriendo las ventanas un rato antes de acostarse. Puede usarse un ventilador, pero es preferible que el aire no nos dé directamente.
2- Usar ropa de cama fresca: preferiblemente de tejidos naturales como algodón o lino, porque contribuye a que la piel transpire mejor.
3- Establecer rutinas: aunque en verano puede resultar más complicado, es importante establecer rutinas para ir a dormir, tanto al acostarnos como al levantarnos.
4- Cena ligera: sopas frías, ensaladas o verdura y evitar alimentos con alto contenido en grasas. Debe tenerse en cuenta que, durante la digestión, el cuerpo aumenta la temperatura para poder trabajar.
5- Cena temprana, al menos 2 horas antes de ir a la cama.
6- Cuidar la ingesta de líquidos: es importante no consumir bebidas excitantes y el alcohol por la noche, ya que desencadenan la secreción de cortisol, una hormona del estrés que nos dificultará la conciliación del sueño.
7- Reducir el tiempo de la siesta: no deberá ser superior a la media hora.
8- Evitar realizar ejercicio físico intenso antes de acostarse: porque este aumenta la temperatura corporal y activa el cuerpo. Es preferible realizarlo a primera hora de la mañana
9- Tomar una ducha antes ir a la cama: preferiblemente con agua tibia para rebajar la temperatura corporal. Es un error pensar que ducharse con agua fría nos ayudará ya que el efecto dura poco y la sensación de frescor es solo instantánea.
10 – Evitar el uso de dispositivos electrónicos dentro de la habitación, sobre todo los que tienen pantallas con luz azul. La habitación tenemos que reservarla solo para dormir y las relaciones sexuales.10