Redacción, 08-10-2020.- Más del 50% de la población española no alcanza los mínimos de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo las mujeres jóvenes y los grupos de edad avanzada los menos activos. Si nos fijamos en los adultos con alguna de las enfermedades reumáticas más frecuentes, su nivel de actividad disminuye, siendo más sedentarios que la población general, según la Sociedad Española de Reumatología (SER).
“Sólo un 35% alcanzan los mínimos de actividad física recomendados por la OMS. Además, cuando prescribimos ejercicio de forma habitual, la adherencia suele ser baja, al cabo de 6 meses sólo entre el 22 y el 50% continua con la actividad”, explica la Dra. Raquel Almodóvar, reumatóloga del Hospital Fundación Alcorcón y una de las coordinadoras del proyecto Reumafit, llevado a cabo por la Sociedad Española de Reumatología con la colaboración de la compañía biofarmacéutica MSD.
A día de hoy, numerosos estudios han demostrado que la actividad física y el ejercicio son seguros y tienen importantes beneficios para los pacientes con enfermedades reumáticas.
“No solo evitan los problemas derivados del sedentarismo y la inactividad física, que pueden traer consigo otras enfermedades como obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, etc., sino que pueden mejorar los síntomas propios de muchas de las enfermedades reumáticas como: reducir el dolor y la fatiga, disminuir la inflamación y mejorar la situación funcional y la calidad de vida de estos pacientes”, señala la Dra. Almodóvar, al tiempo que deja claro que se trata de una actividad que, “siempre y cuando se realice con control y pautada por profesionales, no va a tener efectos secundarios para los pacientes, sino todo lo contrario, siendo este el principal tratamiento no farmacológico, que deberían seguir los pacientes reumáticos”.
En adultos con estas patologías las recomendaciones son similares a las de la población general, aunque hay que realizar algunas adaptaciones según el nivel previo de actividad física y las características del cuadro clínico. “La recomendación general consistiría en practicar 150 minutos semanales de actividad física aeróbica si es moderada, o 75 minutos si es vigorosa o una combinación de ambas, así como, realizar ejercicio de fortalecimiento de los grandes grupos musculares al menos dos días a la semana. Y tener en cuenta que, si se está sentado muchas horas, se puede compensar, parcialmente, con actividad física adicional”, explica la Dra. Almodóvar.