Redacción, 01-04-2020.- El escenario de emergencia sanitaria que vivimos está promoviendo la intervención activa de las farmacias y sus instituciones colegiales en la búsqueda y rápida implantación de soluciones asistenciales. Iniciativas dirigidas, entre otros objetivos, a reducir el riesgo de contagio y garantizar el acceso a los medicamentos a todos los ciudadanos, en especial, a los más vulnerables. En esta línea de trabajo la Organización Farmacéutica Colegial – Consejo General, Consejos Autonómicos y Colegios– están colaborando y alcanzando acuerdos con las diferentes autoridades sanitarias para minimizar el impacto de esta crisis en los tratamientos de los ciudadanos. Muchas de estas actividades se encontraban entre las propuestas que el Consejo General remitió al ministro de Sanidad el pasado 13 de marzo.
Tal y como recoge Portalfarma, una de las primerias iniciativas adoptadas, gracias a la implantación de la receta electrónica en el Sistema Nacional de Salud, fue la eliminación en la mayoría de las Comunidades Autónomas de la necesidad de que los pacientes crónicos tuvieran que acudir a los centros de salud a renovar sus recetas.
En el caso de los 2,2 millones de usuarios del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS), la Mutualidad General Judicial (MUGEJU) y la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE) se ha trabajado para evitar los desplazamientos de los mutualistas a las correspondientes delegaciones en busca de la autorización del visado de inspección para determinados tratamientos, además se trabaja con las Mutualidades en procedimientos que faciliten el acceso a la medicación, tanto a mutualistas que han optado por la asistencia sanitaria a través de los servicios autonómicos de salud, como por la asistencia sanitaria privada.
Otro avance ha sido el hecho de que es posible que las Comunidades Autónomas puedan establecer medidas como la dispensación de medicamentos hospitalarios a pacientes no ingresados a través de las farmacias comunitarias, ofreciendo así una solución a pacientes con elevado riesgo clínico, en cuarentena, inmunodeprimidos, con esclerosis múltiple, lupus o artritis, entre otros.