Redacción, 23-05-2020.- Entre el 5% y el 7% de las mujeres presenta lipedema, una deformidad característica de la grasa, localizada en las piernas, aunque también puede darse en los brazos, que las desfigura de manera desproporcionada. La Dra. Carmen Iglesias, del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario, afirma que “además de que no responde a la dieta ni al ejercicio físico, su única solución pasa por la liposucción”.
Tal y como recoge el hospital, conocido como hinchazón dolorosa de las piernas, se trata de una hiperplasia de grasa en muslos, caderas, glúteos, rodillas, pantorrillas y tobillos, que siempre respeta los pies.
Suele asociarse a dolor al tacto en esas localizaciones, dolor espontáneo en las extremidades que puede aumentar con el ejercicio, pesadez de la extremidad, marcada tendencia a formar hematomas por mínimos traumatismos y laxitud cutánea.
“Casi siempre afecta a mujeres que han tenido sobrepeso en su juventud”, explica la Dra. Iglesias, quien añade que “este aumento de volumen es bilateral, simétrico y uniforme en ambas extremidades inferiores; además, es característico por debajo de las rodillas y sin afectar al pie, por lo que aparece el signo del anillo adiposo en el tobillo”.
El diagnóstico es clínico y siempre hay que descartar enfermedades concomitantes que produzcan edemas. “Se recomienda hacer un ecografía Doppler para estudiar el sistema venoso y una linfografía para ver el linfático, siempre pensando en la cirugía y en el tratamiento conservador posterior a la misma”, apunta la cirujana plástica.
El primer paso es conseguir una mejoría en el peso de aquellas pacientes que lo precisen, aunque este paso es extremadamente difícil.
“La causa del lipedema no radica en una mala alimentación, por lo que las dietas y el ayuno no lo solucionan. El sobrepeso y la obesidad deben tratarse por profesionales especializados en programas de ejercicio físico y reeducación de los hábitos alimentarios”, subraya la especialista.
El único tratamiento es la liposucción, que elimina el tejido graso hiperplásico a través de pequeñas incisiones, devolviendo la forma a las piernas.
Con esta técnica se consigue disminuir el dolor y la tendencia al sangrado y se mejora la clínica de pesadez. En general, es necesario efectuar más de una intervención, siendo la media de tres para conseguir los mejores resultados, tanto estéticos como funcionales.
“Las intervenciones deben separarse entre tres y seis meses y los resultados se pueden mantener estables en el tiempo si se controla el peso de la paciente, se practica ejercicio y se usan medias de compresión”, asegura la Dra. Iglesias.