Redacción, 16-08-2022.- La responsable de la Cátedra Extraordinaria de Mindfulness y Ciencias Cognitivas de la Universidad Complutense de Madrid, Nazareth Castellanos, asegura en una entrevista que «el órgano que más influye en el cerebro es el corazón».
A continuación se recoge parte de la entrevista realizada por La Voz de Galicia sobre la relación del cerebro e intestino y la meditación:
Pregunta—¿Nuestro lenguaje corporal puede darnos pistas de lo que sentimos de manera anticipada?
Respuesta—Sí, desde hace relativamente poco, hemos vuelto a una postura en la que se reconoce la importancia que tiene el cuerpo en las emociones. Antes siempre las vivíamos desde un punto de vista muy mental, muy pensado y analizado. Pero ahora, y gracias también a la neurociencia, lo que vemos es que antes de que se exprese una emoción, el cuerpo ya responde ante lo que por dentro se está preparando. Es más, se dice que el cuerpo sabe lo que la mente aun no se ha dado cuenta. Cuando experimentamos cualquier tipo de emoción, aunque sea muy ligera, hay cambios en los órganos, también en la sensaciones que tenemos de nuestra piel o en la postura que adquirimos. Por ejemplo, hay un estudio que muestra que las personas que tienen mayor consciencia corporal toman mejores decisiones, porque tienen muy en cuenta y saben mejor cómo están.
«Hay un estudio que muestra que las personas que tienen mayor consciencia corporal toman mejores decisiones»
P—¿El cerebro conversa con el corazón? Siempre ha existido la dicotomía entre ambos.
R—Siempre se ha dicho que hay una guerra entre el corazón y el cerebro, pero ahora se ve que existe un equilibrio entre ambos. Yo siempre digo que sigas a tu corazón, si sabe a dónde ir.
P—Otro de los idilios corporales que mantiene el cerebro es con el intestino, ahora se dice que es el segundo cerebro. ¿Existe esta comunicación?
R—Yo creo que eso sigue siendo cerebrocentrismo, porque el cerebro es lo que es, y el resto de órganos también forman parte de todo el sistema mental. Aunque en referencia a lo que me comentas, sí existe. Es más, tiene un impacto tremendo pese a que el órgano que más influye en el cerebro es el corazón. El intestino influye, por ejemplo, en los procesos de aprendizaje. Todos los microorganismos que viven dentro de nuestro intestino juegan un papel en los factores de crecimiento neuronal. Por eso, es súper importante que en la infancia, especialmente, la dieta sea sana, porque el desarrollo de la microbiota intestinal en los niños va a influir en su desarrollo, y no solo en el aprendizaje o inteligencia, sino también en la gestión de sus emociones.
«Muchas veces nos obsesionamos con eliminar un pensamiento que nos está haciendo daño, y en cambio, lo reforzamos más»
P—¿Podemos controlar los pensamientos?
R—No. Muchas veces nos obsesionamos con eliminar un pensamiento que nos está haciendo daño, y en cambio, lo reforzamos más. Eso se llama en psicología el efecto Dostoyevski, porque este escritor ruso le dijo a su hermano: «Siéntate en este sillón y no pienses en un oso blanco», y entonces, el hombre no podía parar de imaginárselo. Luego la neurociencia lo corroboró. Cuando intentas inhibir un pensamiento, le das más peso porque lo recuerdas más. Por el contrario, se ha visto que lo más efectivo es que si viene un pensamiento que es recurrente y te hace daño, lo observes, pero no te introduzcas en él o lo analices.
«A nivel cerebral, hacer ejercicio de manera regular disminuye la probabilidad de padecer depresión, ansiedad y produce cambios en diferentes áreas»
P—¿Qué mejora más el cerebro: el ejercicio físico, o el mental?
R—El físico. Es más, entre los investigadores siempre hacemos la broma de que estamos todo el día estudiando cuando deberíamos estar moviéndonos. En realidad, el ejercicio físico cambia todo el cuerpo. En una investigación, comparamos a personas sedentarias con activas, y por ejemplo, vimos que su microbiota cambiaba. A nivel cerebral, hacer ejercicio de manera regular (entre 120 y 150 minutos a la semana) disminuye la probabilidad de padecer depresión, ansiedad, produce cambios en diferentes áreas y se favorece la neurogénesis del hipocampo. Esto es muy importante, ya que esta zona es muy relevante para la memoria y el aprendizaje, por lo que el ejercicio físico se convierte en un componente indispensable para la medicina preventiva.