Redacción, 25-05-2020.- Aunque el hecho de tener osteoporosis no aumenta el riesgo de tener coronavirus, su presencia contribuye a incrementar las comorbilidades en personas con COVID-19 y les confiere una mayor susceptibilidad a sufrir una fractura por fragilidad.
Este hecho, junto a la evidencia de que más del 80% de las personas que han documentado la presencia de COVID-19 en España son mayores de 70 años y presenten generalmente comorbilidades, hacen aún más necesario en estos momentos una evaluación y seguimiento especialmente exhaustivo en Atención Primaria de las personas que tienen una osteoporosis diagnosticada.
Tal y como recoge SEMERGEN, el Dr. Rafael Micó, asegura que “uno de los principales problemas a los que se enfrentan los pacientes osteoporóticos es el cumplimiento terapéutico, ya que alrededor de un 50% abandonan el tratamiento antes de terminar el primer año”.
Por lo que la Dra. Cristina Carbonell recalca “la importancia de cumplir con el tratamiento prescrito en pacientes con osteoporosis sigue siendo clave, y más aún en estos momentos”; y es que, añade, “cuando se abandona el tratamiento se pierde gran parte del beneficio obtenido”.
Por ello mantener el tratamiento osteoporótico prescrito resulta fundamental, más aún cuando “se espera un rebrote de fracturas tras el confinamiento, por aumento de caídas secundarias a la atrofia muscular y la inestabilidad”, prevé el Dr. Carlos Gómez, quien ha sugerido que “las fracturas por fragilidad seguramente han disminuido durante el confinamiento, posiblemente por menor actividad/riesgo de caídas”.
En concreto, para afrontar las posibles consecuencias del confinamiento en pacientes con osteoporosis, se insiste en la implementación de medidas básicas de prevención. “La atrofia muscular y la rigidez articular debe prevenirse siempre, y especialmente durante el confinamiento, con ejercicios sencillos, baile…”.