Redacción, 27-01-2024.- El estrés, la inseguridad, la ansiedad, el insomnio, la falta de concentración o el descontrol de nuestras emociones a veces parecen vencernos, pero “si sabes controlar tu cerebro y entrenarlo descubrirás que las posibilidades son infinitas”. En su libro, Sorprende a tu mente, Ana Ibáñez, escritora y apasionada de la neurociencia, ofrece unas técnicas sencillas para poder influir sobre nuestra mente y sus capacidades en una entrevista con Deia.
Pregunta- Aunque haya grandes avances en neurociencia, ¿el cerebro continúa siendo hoy el gran desconocido?
Respuesta- Sí. Yo lo vivo en el día a día porque realizo neurociencia aplicada, trabajo con las personas y vemos resultados de cosas que todavía no sabemos explicar. Se ha avanzado mucho en el área de las neurociencias, pero no sabemos explicar muy bien las causas de muchas cosas. Conocemos el resultado de algunas acciones, aunque no muy bien el mecanismo que produce que sea así. Cualquier neurocientífico te dirá que se desconoce más de lo que se conoce. En este sentido hay que ser honestos y decir que no se saben muchas respuestas a cosas que ocurren.
«Si lo ejercitamos a diario, nuestro cerebro se vuelve más fuerte y hará que nos sintamos más realizados y felices»
P- ¿El control y bienestar cerebral beneficia nuestra salud física y mental?
R- Sí. Nos ayuda a reducir nuestra alerta cerebral y regula nuestro sistema nervioso, lo que tiene consecuencias directas no sólo en nuestra calidad del sueño, sino también en el funcionamiento de nuestro corazón y en nuestras capacidades cognitivas a la hora de enfrentarnos mejor al estrés de la vida diaria. El entrenamiento personal hace que el sistema nervioso se regule mejor y evita la sobrecarga para la salud mental y física.
P- ¿Qué es lo peor para el cerebro?
R- La incertidumbre es lo peor que le puede pasar a nuestro cerebro. Durante la pandemia se generó mucha y todavía persiste. Lo mejor que podemos hacer para nuestro cerebro es pensar en cosas positivas y concretas, que son las cosas que le gustan; no le va nada lo abstracto; quiere enunciados en positivo. La pandemia fue todo lo contrario y ello generó traumas. De entonces, todavía estamos tratando síndromes postraumáticos que se han quedado, como nerviosismos, bajonazos, síntomas depresivos, falta de motivación… Hay que trabajar áreas cerebrales de emoción para poder funcionar de otra manera.