Redacción, 27-01-2017.- A pesar de que los controles ginecológicos son cada vez mejores, la tasa de nacimientos prematuros ha aumentado en los últimos años y se sitúa entre un 8 y un 10%. La Dra. Rosa Pérez-Piaya, responsable de la UCI Neonatal y Pediátrica del Hospital Universitario HM Montepríncipe junto con el Dr. Gerardo Romera, señala que ser madre a una edad tardía, los embarazos múltiples o el estrés materno son algunas algunas de las causas que pueden influir en que el parto se produzca antes de tiempo. También la mejor atención obstétrica y pediátrica actual puede conducir a una prematuridad provocada y deseable, cuando la gestación no va bien.
“Se considera que un bebé es prematuro cuando nace antes de la semana 37 de gestación. Entre la 34 y 37 hablamos de prematuridad tardía, que es una situación de inmadurez y peso más favorable, aunque no está exenta de riesgo de complicaciones. Pero según vamos bajando en semanas de gestación, las enfermedades propias del prematuro aparecen con más frecuencia. Particularmente la incidencia de ellas, se incrementa notablemente por debajo de 32 semanas y/o 1500 gramos de peso”, explica la Dra. Pérez-Piaya.
Estos bebés necesitan una atención primorosa en el paritorio proporcionada por neonatólogos entrenados, con una sistemática de reanimación organizada y con un traslado a la Unidad Neonatal rápido y seguro. Hay que procurar un espacio confortable, con niveles bajos de sonidos y de luz, así como una postura cómoda y contenida para el niño; facilitar de forma precoz el método canguro (contacto piel con piel entre el pecho de la madre o padre, y bebé), así como implicar a los padres en el cuidado directo de sus hijos.