Redacción, 11-08-2014.- Chile, pimentones, pimientas, jengibre, cayena… la comida aderezada con estas sustancias picantes cuenta con detractores y defensores a partes iguales. Unos alegan que son demasiado fuertes y pueden provocar problemas de estómago y los otros que aportan numerosos beneficios a la salud además de una divertida experiencia gastronómica. ¿Qué hay de verdad en una y otra tesis?
Lo primero que hay que saber, explica ABC Sevilla, es que no todas las personas aguantan el picante de la misma manera. Depende del organismo de cada uno, por ello, si no se está acostumbrado a él, hay que tomarlo con precaución.
Lo segundo es que existen miles de variedades de picantes en todo el mundo con distinto grado de sabor e intensidad, desde las que más pican (‘thai dragon’, de Tailandia) a las que menos (como el peperoncini, de Italia), pasando por las cayenas o los jalapeños. Aunque algunos tuvieron origen en Sudamérica (como el chile), hoy día se han extendido a todas las cocinas del mundo y rara es la que no usa en algunos de sus platos un poco de picante.
Pero los condimentos picantes son más que meros conservadores de alimentos. Proporcionan numerosos beneficios para la salud. Algunos de los más destacados son: quema calorías, mejora la circulación, lucha contra el cáncer, sirve como afrodisíaco, combate el resfriado y mejora el estado de ánimo.