Redacción, 11-12-2022.- El mundo hace mil años era muy diferente al actual, también para nuestra percepción sensorial. Un paisaje sin aviones, automóviles o industria olía de forma irreconocible para un humano actual. Algo tan complicado como entender cómo perciben el mundo olfativo en el resto del reino animal gracias a sus millones de años de adaptación a los hábitats.
Con este marco, el director del Instituto Max Planck de Ecología Química, Bill Hansson (Jonstorp, Suecia, 63 años), publica Cuestión de olfato: historias asombrosas sobre el mundo de los olores (Crítica, 2022), acerca de un sentido casi siempre ignorado. Tal y como recoge El País, el neuroetólogo, especializado en insectos y su interacción con las plantas, recorre el complejo mosaico sensorial que resulta de la capacidad olfativa en el mundo animal y vegetal, y del que los humanos solo son una pequeña parte. Hansson lanza una advertencia sobre el futuro: la contaminación del Antropoceno ha cambiado ya dinámicas químicas de los ecosistemas animales y vegetales con consecuencias a futuro que no podemos prever.
«El olor es realmente especial porque es multidimensional, eso es lo genial «
Pregunta.- ¿Qué es lo que tiene el olor, ese proceso químico, que afecta tanto a los humanos?
Respuesta.- El olor es realmente especial porque es multidimensional, eso es lo genial. Cuando pensamos en ver o escuchar, se trata del mismo tipo de onda, ¿verdad? Para diferentes colores o sonidos. Pero cuando se trata del olor, cada molécula es diferente y única. Tienes 350-400 receptores en tu nariz para oler. Son como las teclas de un piano, imagínate lo que podrías hacer con tantas posibilidades, ¿cuántas melodías podrías tocar? Si se combinan de diferentes maneras, podrían ser millones. Y eso es exactamente lo que puedes oler.
P.- ¿Todavía no conocemos el proceso exacto?
R.- No lo sabemos todo. Hay un montón de procesos moleculares en marcha, es terreno de la neurociencia. Aunque tenemos algunas ideas de cómo funciona. Las moléculas olorosas están a nuestro alrededor y llegan a tu nariz, que es un receptor, como una llave que entra en una cerradura desencadenando todo un proceso neuroquímico. El epitelio olfativo es el único lugar donde el sistema nervioso está en contacto directo con el entorno, hablo de millones de células receptoras incrustadas en la mucosa. Ahí la información, que es una señal química, se vuelve eléctrica y viaja a través de los nervios olfativos hasta el cerebro. Dando un rodeo, pasa al siguiente nivel, llega al sistema límbico, donde están el hipocampo —sabemos que es extremadamente bueno para evocar recuerdos— y la amígdala —muy involucrada en las emociones y la sexualidad—. Ahí se crea un profundo vínculo entre el olor y los sentimientos.
P.- Nada es equiparable a la regresión que provoca un aroma, quizá la música.
R.- Probablemente se debe a que es un sentido muy antiguo. Quizá el primero que tuvimos, así que realmente está muy profundo en nuestro cerebro y conectado a todas las funciones.