Redacción, 03-03-2015.- La genética y la nutrición resultan determinantes en el estado del sistema inmunológico y explican que unas personas se resfríen más que otras, según un análisis realizado por Clínicas CRES Genomic a partir del estudio de variables genéticas de más de 100 pacientes. «La capacidad de respuesta del sistema inmunológico, determinada por nuestros genes y los alimentos que tomamos, hace que el paciente pueda sufrir más o menos catarros a lo largo del año», apunta el doctor Javier Calvo, responsable de la Unidad de Inmunología de CRES Genomic.
El sistema inmune está regulado por multitud de células y péptidos, como las citoquinas, proteínas que se producen ante la agresión externa de bacterias o virus, como los de la gripe o el resfriado, con un papel importante en la mediación de la inflamación. «La capacidad de producir estas citoquinas puede ser diferente de unos individuos a otros debido a mecanismos genéticos o moleculares», indica el doctor Calvo. Por otro lado, añade, «los polimorfismos de los genes de las citoquinas se asocian con la gravedad de los resfriados comunes o la frecuencia de la otitis».
El estado del sistema inmunológico viene además determinado por la capacidad de absorción de los nutrientes, en la que también interviene la genética, «pues no todos los nutrientes son buenos para las mismas personas ni los metabolizan igual», resalta de Juan Carlos de Gregorio, experto en biomedicina y presidente de CRES Genomic. En función de la capacidad de metabolizarlos y asimilarlos, de cómo se transportan hasta la sangre y de cómo el sistema inmune se nutre de ellos, «la respuesta inmunitaria estará más activada o menos. De ahí se deduce que según la información genética, la posibilidad de responder ante los catarros y virus externos será mayor o menor», afirma.