Redacción, 07-03-2015.- Diversos estudios publicados recientemente han demostrado que existe una relación entre el estrés y la progresión del cáncer. En concreto, han comprobado que el sistema neuroendocrino a través del sistema nervioso simpático, puede regular la actividad de las células en el microambiente tumoral.
Y es que, el sistema nervioso simpático se activa en situaciones de estrés, aumentando los niveles de adrenalina y noradrenalina en sangre, sin embargo, hasta ahora se conocía poco sobre sus efectos en la progresión del cáncer y, en particular, sobre la metástasis a tejidos distantes.
En este sentido, investigadores del Instituto Monash (Australia) están analizando el impacto molecular y celular de los neurotransmisores adrenalina y noradrenalina en el microambiente tumoral. Estos neurotransmisores se unen a los receptores Badrenérgicos que se encuentran en la membrana de la célula tumoral.
APARICIÓN DE NUEVOS VASOS SANGUÍNEOS Y LINFÁTICOS
De hecho, la organización de la arquitectura tisular normal se altera durante el desarrollo del cáncer, dando lugar a la formación de nuevos vasos sanguíneos y linfáticos que ayudan a acelerar la progresión del cáncer. Los factores que regulan la función de estos nuevos vasos, incluyen la inflamación y las señales nerviosas del sistema nervioso simpático. En este sentido, el estrés afecta el funcionamiento tumoral a través de vías de señalización beta-adrenérgicas que reclutan macrófagos para el tumor primario.
En circunstancias normales, los macrófagos ayudan a nuestro sistema inmune a luchar contra la enfermedad, sin embargo, el cáncer altera los macrófagos para ayudar a las células tumorales a diseminarse por todo el cuerpo para colonizar otros órganos.