Redacción, 10-12-2014.- Investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) han descubierto un mecanismo cerebral que podría ser responsable de las ganas e incluso necesidad que tienen muchas personas de comer alimentos dulces, un hallazgo que además puede dar lugar a futuros tratamientos para la obesidad.
El trabajo publicado en el último número del ‘Journal of Clinical Investigation’ se realizó en ratones, en los que detectaron un mecanismo que permite al cerebro cuantificar los niveles de glucosa de que dispone el organismo y ayuda a los animales a buscar más en caso de detectarse un déficit. Algo que, en el caso de las personas, puede determinar la predilección por alimentos dulces.
«Nuestros cerebros dependen en gran medida de la glucosa, que en nuestro pasado evolutivo ha sido difícil de conseguir, para obtener energía. Por eso tenemos una preferencia ya consolidada por alimentos ricos en glucosa«, según James Gardiner, autor del estudio.
El equipo de Gardiner comenzó con la hipótesis de que una enzima llamada glucoquinasa, que participa en la detección de la glucosa en el hígado y el páncreas, podría desempeñar un papel en las ganas del organismo por conseguir glucosa.
La glucoquinasa se encuentra en una parte del cerebro llamada hipotálamo, que regula diversas funciones incluyendo la ingesta de alimentos, y en sus experimentos encontraron que, cuando las ratas pasan 24 horas sin comer, la actividad de la glucoquinasa en un centro regulador del apetito en el hipotálamo aumenta bruscamente.